domingo, 16 de abril de 2000

¿Qué valores le interesa resaltar de su “pintura colectiva”: la acción misma, la interacción grupal, la percepción de los creadores o incidir en la ‘ruptura’ de la cotidianeidad?
La pintura colectiva y la inclusión del espectador en mi trabajo parten de mi propia forma de ser. No hay un discurso del porqué llegué al trabajo colectivo, este proceso fue intuitivo, partió de mi necesidad de sentir la inclusión. La primera vez que lo hice fue mientras pintaba en un jardín, y el jardinero se interesó en lo que yo estaba haciendo. Cuando él se acercó, sentí la necesidad de que pintara, manchara el papel. La sensación de verlo a él con su mano temblorosa y quemada por el sol, interviniendo mi trabajo –que se robaba la luz del jardín donde él había estado por años– me generó tanta satisfacción que a partir de ese momento comencé a invitar a otros a manchar en mis telas. Luego vino la sensación de la interactividad en las exposiciones, y de allí en adelante se deriva el resto del proceso. Los resultados de la expresión de esta necesidad personal, generan los productos de la pregunta: acciones llenas de riqueza humana, ruptura de la cotidianeidad, reacciones inesperadas –sorpresa-, enriquecimiento de la obra. El mensaje principal: un llamado a la inclusión, al reconocimiento del conjunto humano, una metáfora de las afiliaciones entre las personas, los grupos...
¿Cómo concibe la ‘apropiación’… Comienzo de una búsqueda de lo original o la constatación de lo híbrido? Cuénteme de sus ‘visitas’ a la Vanguardia pictórica.
El proceso creativo es una constante de múltiples ideas que llegan en cascada a la mente del artista, a diferentes horas del día, en desorden. Es en la construcción de la innovación donde ordeno esas ideas, basándome en lo que he visto, en la racionalización del proceso. La vanguardia está presente en los recursos que utilizo, la definición de los componentes de un proyecto, en el desarrollo conceptual de lo que inicialmente fue una aparición mental, en la sumatoria de nuevos recursos: el trasfondo político, el equilibrio de los componentes la búsqueda de claridad del mensaje, la relación de éste con el contexto. Si soy un artista de vanguardia, lo soy no por un trabajo específico sino por la secuencia de propuestas, por la dinámica de éstas. Mi pintura tiene una base moderna, se basa en un estudio profundo de la geometría abstracta, para contradecirla, para proponer lo contrario. Mondrian y su grupo buscaron la síntesis, los colores primarios, la perfección de la forma en la línea, la desaparición de la perspectiva y el volumen; yo voy siempre en la dinámica geométrica, en la multiplicación del color o la luz, en la contraposición del caos y el orden.
¿La apropiación? se da gracias al uso de todos los estímulos que tengo de lo moderno y lo contemporáneo –alimentado por la permanente visita a salas de arte, lectura y revisión de trabajos de otros artistas, y a la relación con el mundo en general- así como al proceso racional de organización de las ideas y de alineamiento de los proyectos con mi carrera artística, asegurando de forma metódica que haya un hilo conductor, útil para el observador, pero principalmente para mí mismo, para evadir las rutas que me alejan de un camino coherente, sin menospreciar la innovación. Evito la fórmula repetitiva, tan común en el arte moderno, busco más la unidad de las obras gracias a un elemento estructural común entre ellas.
¿Es el mayoreo una supresión de lo museable o una estrategia de lo mimético: esconder la obra en medio de lo público?
Son las dos cosas y mucho más. El mayoreo es primero que todo un ejercicio plástico, es una muestra del reto del artista, para generar una crónica del color en ese mercado maravilloso. En ese aspecto se puede juzgar al artista y evaluar si cumplió o no la meta: cómo resolvió el diálogo entre los elementos del mercado y el lienzo. De otra parte es una ampliación del concepto de museo. El museo no se suprime, se enriquece. Se lleva el museo al mercado, el público del museo al mercado, y al público del mercado se le asalta embarcándolo en el museo-calle.El mimetismo no era un fin, es el resultado del trabajo del artista que establece una construcción entre la pintura abstracta y el entorno. Si la obra se mimetizó no es porque el fin era esconderla, es porque la crónica era tan armónica con el contexto, que frutas, gentes, ranchos, cielo y otros objetos se reflejaban en la pintura de tal forma que unos y otros formaban un todo. Entre las pinturas y la realidad había un puente, la mente del artista codificando la luz, el movimiento, las sensaciones.
¿Qué se propone con Expolio, continuar con la pintura colectiva o dotar el proceso de un resultado instalacional?
La instalación en Expolio es el resultado final de un proceso. Si bien la instalación logra su propio significado –es una gradería de trazos, una red flotando, mirando al público, diciéndole “aquí estamos” – lo interesante de este proyecto es que en él se cuenta una historia, que se escribe capítulo a capítulo. Una muestra en la que le digo al público: No estoy solo, me debo a ustedes, a los artistas contemporáneos, a los modernos, a mis colegas hondureños, a los de otros países, somos una red, mi obra es una composición de estas interacciones, somos un tejido social. La pintura allí es individual, la colectividad se representa en la unión de las partes.
¿Oficios resalta la interacción grupal, el ejercicio lúdico, o revisa algún tema especial de modo muy subliminal?
Creo que revisa el tema del oficio como constante en la vida de la mujer, y lo hace de forma directa. La interacción es un elemento secundario en este caso, lo principal es la obra, que utiliza a las personas para armar la instalación. Es el ritual de los guantes, que transitan en las manos de los espectadores, hasta llegar a un destino, la instalación. Creo que un guante es “virgen”, mientras no ha sido calzado por una mano. El sudor de las manos les da vida. Una vez que reposan en las estructuras de hierro, después del uso, tienen más valor, pues ya cumplieron su función.Hay un componente lúdico en la muestra, por la experiencia que vive cada participante. Al usar los guantes algunas personas cambiaban de actitud y actuaban, en referencia al guante.El tema que se puede considerar que ha sido revisado es el del SIDA. Este flagelo es una amenaza violenta, y creo que se correlaciona generando un elemento de tensión.
¿Más allá de lo tangible es un ejercicio de ‘democratización’ de lo visual o es un cuestionamiento de las artes ‘visuales’?
Este proyecto se puede ver desde múltiples ángulos. Primero que todo es una oportunidad para los no videntes, de experimentar con el tacto lo que ya estaba en sus mentes: la abstracción.El proyecto cuestiona lo visual, al darle espacio a la plástica táctil. En todo caso la sala en sí tiene fuerza visual: esta muestra se exhibe en salas blancas, donde las obras, los marcos y el todo forman un ambiente de especial fuerza. De otra parte, el observador visual se conmueve con las escenas de no videntes y videntes vendados, adosados a las paredes y a las obras, concentrados, recorriéndolas con las manos ansiosas por descubrir cada textura, cada marco, el todo…

Hábleme de Feliz Navidad ¿Es una extensión global de la interacción colectiva? ¿La puesta en escena de un híbrido instalación-correo? ¿Qué valor le asigna al título?
"Feliz Navidad" conjuga mi necesidad de comunicación, de inclusión y de referencia social, con la existencia de un mecanismo ideal que es el arte correo. Cuando descubrí el arte correo, y comencé a vivirlo, me di cuenta de que yo era un “artista-correo” por naturaleza. Evidentemente este proyecto globalizó mi intención, pero más que extenderla, la concentró en un título y en un espacio nacional, Honduras.El título es el referente para la mayoría de los participantes. Así sigan o no los lineamientos de la convocatoria, un título siempre es atrayente en una convocatoria de Arte-correo. En este caso son atractivos: el país, por ser la primera vez que se hacía acá, el título y quién hace la convocatoria, que debe tener algún reconocimiento internacional que genere la confianza necesaria.
¿Qué artistas hondureños ‘explican’ el arte contemporáneo hondureño, y cuáles de éstos el centroamericano?
Yo creo que el arte contemporáneo o arte actual es más un sistema que algo definido entre parámetros. Si defiendo la idea de sistema, entonces no podría hablar de quiénes explican el arte contemporáneo, sino qué plantearía la existencia de interrelaciones entre unos y otros, aún de los que se aferran a los mecanismos del arte moderno, o más difícil de aceptar aún, a quienes están sometidos a la demanda del mercado local –figuración de escenas y escenarios con reminiscencias europeas y barrocas-. Según lo anterior, Centroamérica sería otro sistema… en el cual Honduras es un nodo. Aún los artistas comerciales que son rechazados por la vanguardia, hacen parte del sistema, pues ellos son el anti-referente para las nuevas generaciones.
Web de artista www.jorgerestrepo.com
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